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¿Tienes problemas con el alcohol que están afectando a tu vida?
¿Ser adicto al alcohol te está destruyendo?
¿Necesitas ya una solución a tu alcoholismo?
¿Lo has intentado sin éxito y buscas una salida duradera?
¿cómo puedo saber si realmente tengo un problema con el alcohol?
Te explicamos lo que significa la adicción al alcohol y cómo superar los problemas con el alcohol.
El alcoholismo es un trastorno crónico y recurrente que incluye problemas de control sobre la ingesta de la bebida, ya sea en cantidad como en frecuencia, así como una búsqueda excesiva de consumo. La ingesta de alcohol de manera sostenida, tiene importantes consecuencias tanto agudas como crónicas, asociándose con más de 60 enfermedades físicas y mentales, así como con numerosos problemas sociales, que afectan tanto a la persona consumidora como a su entorno. Muchos de estos efectos se producen incluso en dosis bajas, por lo que actualmente no hay una dosis de consumo que sea segura o que produzca un efecto beneficioso para la salud. La esperanza de vida es de aproximadamente 12 años menos que en personas sanas.
El consumo de alcohol es uno de los principales problemas de salud pública en España. Según la encuesta sobre alcohol y otras drogas (EDADES) publicada por el Plan Nacional sobre Drogas, los datos resultan alarmantes, ya que el alcohol se coloca como la primera sustancia consumida por la población española (91,2% en población de entre 15 y 62 años) y la edad de inicio oscila entre los 13,8 y los 14 años. Se calcula que 1 de cada 10 bebe tanto alcohol, que pone en peligro su salud y más de 13.000 personas mueren cada año debido al consumo de alcohol, directa o indirectamente.
Algunos de los efectos deseados del consumo de esta sustancia son la euforia que se produce en fases iniciales y la desinhibición. Sin embargo, también afecta a la capacidad de autocontrol cuando nos encontramos bajo sus efectos.
Dichos efectos dependen de la cantidad consumida, pero existen otros que pueden facilitar su consumo:
La edad: la población adolescente es más sensible a los efectos del alcohol en actividades que tienen que ver con la planificación, memoria y aprendizaje, y son más “resistentes” que los adultos a los efectos sedantes y a la descoordinación motora.
El peso: el alcohol afecta de modo más grave a las personas con menor masa corporal. Por lo que, menores cantidades de alcohol pueden generar más rápidamente daños psico-orgánicos y desarrollar problemas con el alcohol más fácilmente.
La cantidad y rapidez de la ingesta: a mayor ingesta de alcohol en menor tiempo, mayor posibilidad de intoxicación.
La combinación con bebidas carbónicas (tónica, colas, etc.) acelera la intoxicación.
La ingestión simultánea de comida, enlentece la intoxicación, pero no evita ni reduce los daños al organismo.
La combinación con otras sustancias, como los tranquilizantes o analgésicos, potencia los efectos sedantes del alcohol. Consumido junto al cannabis, se incrementan los efectos sedantes de ambas sustancias; en el caso de la cocaína, los efectos se contrarrestan, pero la toxicidad de ambas sustancias es mayor que si se consumieran por separado.
Probabilidad de intoxicación etílica, que puede provocar un coma e incluso la muerte (existe una prevalencia de intoxicación del 22,2% en menores de entre 14 y 18, un 43,9% de urgencias hospitalarias y un 42,9% de muertes por reacción aguda).
Favorece conductas de riesgo, ya que el alcohol desinhibe y genera una falsa sensación de seguridad. Por ello, está relacionado con accidentes de tráfico (según el Observatorio Español sobre Drogas y Dirección General de Tráfico, causa el 23% de accidentes al volante) y laborales o con prácticas sexuales de riesgo que pueden llevar a contraer enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
El consumo excesivo de alcohol puede provocar importantes problemas de salud (hipertensión, alteraciones del sueño, gastritis, úlcera gastrointestinal, cirrosis, disfunción sexual, cardiopatías, deterioro cognitivo, encefalopatías, demencia, cáncer, etc.), problemas psicológicos (agresividad, depresión psicosis, etc.), conflictos familiares y sociales. Estos efectos pueden presentarse incluso en el caso de personas que no hayan desarrollado una dependencia y, por tanto, no sean consideradas alcohólicas.
Una de las consecuencias más graves del consumo excesivo de alcohol es el alcoholismo o dependencia alcohólica.
A las personas que padecen este problema y desean dejar de consumir, les resulta sumamente complicado, ya que les es necesaria una ayuda terapéutica adecuada. Quizá este sea tu caso. Si lo has intentado sin éxito, es el momento de plantearte esta ayuda. A continuación, podrás comprobar con más detalle si tienes este tipo de problema y te informamos sobre cómo pedir ayuda.
Mito: Beber alcohol sólo los fines de semana no produce daños en el organismo.
Realidad: El daño que provoca el alcohol depende del llamado “patrón de consumo”, es decir, de la cantidad (a mayor cantidad, mayor daño) y de la intensidad (la misma cantidad concentrada en menos tiempo es más dañina). También existe el riesgo de convertirse en un hábito, hasta el punto de no divertirse sin beber.
Mito: El consumo de alcohol ayuda a salir de las horas bajas, a superar el cansancio y a estar más animado y en forma.
Realidad: El consumo abusivo de alcohol hace perder el control sobre las emociones y sentimientos. Tras una breve sensación de bienestar, si se está triste o deprimido, esta situación se agudiza. Asimismo, se produce una mayor fatiga física y más sueño; también se pierde fuerza y coordinación.
Mito: El consumo de alcohol hace entrar en calor y combate el frío.
Realidad: El alcohol produce una sensación momentánea de calor al dilatar los vasos sanguíneos y dirigir la sangre hacia la superficie de la piel, pero en poco tiempo la temperatura interior del cuerpo disminuye y se siente más frío. Por eso, en situaciones de embriaguez hay que abrigar y proporcionar calor a la persona y nunca intentar espabilarla con duchas frías.
Mito: El alcohol es un alimento.
Realidad: El alcohol engorda, pero no alimenta. Al contrario, aumenta la producción de grasa en el organismo.
Mito: El alcohol es bueno para el corazón.
Realidad: Diversos estudios han puesto de manifiesto que, en adultos, el consumo moderado de alcohol disminuye el riesgo de padecer enfermedades de corazón, pero estos estudios no están científicamente contrastados.
Mito: El alcohol facilita las relaciones sexuales.
Realidad: Al contrario, el consumo abusivo muchas veces dificulta o incluso impide unas relaciones sexuales plenas, provocando impotencia y otras disfunciones asociadas.
Mito: El que más aguanta el alcohol es porque es más fuerte.
Realidad: No existe relación alguna entre fortaleza “aguantar” un mayor consumo de alcohol. Si se aguanta mucho puede ser que el organismo se haya acostumbrado, es decir, que haya desarrollado tolerancia al alcohol, lo que no implica que haga menos daño, sino que hay más riesgo de convertirse en dependiente y, por tanto, de padecer una adicción.
¿Has tenido un cambio brusco en el cuidado y aseo personal?
¿Has padecido insomnio pesadillas y/o temblores?
¿Has tenido una pérdida de peso o apetito excesivo?
¿Has disminuido del rendimiento escolar/laboral o abandonado los estudios o tu puesto de trabajo?
¿Sientes la necesidad y/o tienes la tendencia de aislarte en tu habitación?
¿Has disminuido la comunicación verbal y afectiva?
¿Tu vocabulario se ha empobrecido?
¿Has abandonado tus aficiones o intereses?
¿Has tenido cambios bruscos de humor?
¿Has tenido sensación de pérdida de responsabilidad?
¿Mientes a otros acerca de tus hábitos de bebida?
¿Tienes amigos y familiares a los que les preocupa tu relación con el alcohol?
¿Necesitas beber para estar relajado o sentirte mejor?
¿Te olvidas de lo que hiciste cuando estabas consumiendo alcohol?
El riesgo de desarrollar alcoholismo depende de varios factores:
La vulnerabilidad individual: los hijos de padres alcohólicos tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas con el alcohol. También tienen más riesgo aquellos que lo utilizan para aliviar el malestar psicológico o superar sus problemas personales.
La edad de inicio: cuanto antes se empieza a beber, más riesgo existe de desarrollar dependencia en la edad adulta.
La cantidad que se bebe: la Organización Mundial de la Salud indica que no hay una cantidad “segura” por debajo de la cual no haya riesgos, aunque a mayor cantidad, mayor riesgo.
Si mantienes o has mantenido alguna de las siguientes creencias, has contestado que si a varias de las preguntas, y/o te encuentras en alguna situación de vulnerabilidad, podemos ayudarte ya que, de lo contrario, podrías estar negando tu relación negativa con el alcohol y evitando así iniciar tu recuperación.
¿Estás preparado/a para admitir que tienes un problema? Te ayudaremos de manera personalizada utilizando las técnicas más adecuadas para tu adicción.
Gracias a la psicología especializada en esta adicción, podrás disfrutar de beneficios como:
Disminuirá tu sensación de malestar físico (mejor higiene del sueño, menor fatiga, mayor fluidez cognitiva, etc.)
Tendrás mayor sensación de bienestar emocional y relax generalizado. Tu mente dejará de estar embotada y, poco a poco, recuperarás la fluidez verbal.
Mejorará tu estado de ánimo, ya que disminuirán los comportamientos agresivos, los cambios de humor repentinos y la irritabilidad.
Tanto tu como tu círculo más cercano lo notaréis, ya que las relaciones con tus compañeros de trabajo, amigos y familia mejorará. Tendrás los recursos y estarás en plenas facultades para centrarte en lo importante.
Rendirás mejor tanto académicamente como laboralmente debido a que aumentará tu motivación y capacidad de concentración en aquellas actividades que te hacían sentir realizado.
Nuestra terapia para el alcoholismo combina técnicas como la hipnosis clínica, EMDR o la EFT, que nos permiten trabajar tanto los factores conscientes como los inconscientes ambos involucrados en la dependencia del alcohol.
Si necesitas tomar medicación, puedes complementar el tratamiento psicológico con el servicio de psiquiatría. El psiquiatra te recetará la medicación más apropiada para controlar tu problema con el alcohol.
Llámanos al 91 429 9313 y pide tu primera sesión.
Estas son las tarifas de los distintos tratamientos para el alcoholismo que tenemos en nuestros centros en Madrid:
Si lo deseas podemos realizar una primera entrevista informativa gratuita con uno de los psicólogos expertos en alcoholismo en Madrid en la que valoraremos tu caso y te indicaremos cual es el tratamiento más adecuado para ti.
La primera consulta tiene un precio de 110 euros y las siguientes consultas psiquiátricas tienen un precio de 90 euros.
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